sábado, 12 de abril de 2025

 

Cuando el silencio llega de repente: la historia de una hipoacusia súbita

El día en que todo cambió

Hace doce meses, una persona —llamémosla Rómulo— despertó con la extraña sensación de tener el oído izquierdo tapado. Días antes había atravesado una fuerte infección estomacal que decidió tratar por su cuenta, automedicándose con pastillas de venta libre en una farmacia. Aunque la infección desapareció, dos días después despertó con una pérdida de audición en el oído izquierdo cada vez más notoria.

Preocupado, contactó a su médico para descartar una posible obstrucción en el oído. Sin embargo, al ser examinado, se confirmará que el canal auditivo estaba completamente limpio. Lo que inicialmente parecía algo pasajero se convirtió rápidamente en una fuente de ansiedad.

Sospechas y un posible desencadenante

Rómulo recordó entonces que el medicamento que había tomado indicaba entre sus efectos secundarios posibles daños al oído: era ototóxico. Esto despertó su alarma y la llevó a investigar por su cuenta. En su búsqueda, se encontró con un término desconocido hasta ese momento: hipoacusia súbita . Descubrió que se trata de una pérdida auditiva repentina, y que además es una emergencia médica que requiere atención inmediata.
Ya habían pasado seis días desde la aparición de los síntomas. Las voces se oían distorsionadas, los tonos graves se habían desvanecido y los sonidos parecían no tener una fuente clara. La situación empeoraba.

Un diagnostico que cambia la vida

Consiguió una cita urgente con un otorrinolaringólogo. Tras evaluar su caso, el especialista le explicó que era poco probable que el medicamento fuera el causante directo. En cambio, atribuyó la pérdida auditiva al virus de la infección estomacal, que posiblemente había alcanzado el oído interno y dañado la cóclea.
El diagnóstico fue claro: hipoacusia súbita . Se inició de inmediato un tratamiento con inyecciones intramusculares de corticosteroides, con la esperanza de frenar el avance de la pérdida auditiva.

El tratamiento y sus altibajos

Los primeros días del tratamiento no dieron resultados. Rómulo sintió que la audición se apagaba lentamente, hasta llegar al punto en que ya no podía escuchar ni siquiera al médico o su asistente. Las salidas a lugares públicos, como tiendas o restaurantes, se volvieron insoportables.
Ante la falta de mejoría, el tratamiento cambió a inyecciones intratimpánicas de corticosteroides, una por semana, durante cinco semanas. Con cada nueva inyección, comenzó a notar pequeños avances.
Después de la tercera inyección, sufrió un episodio de vértigo, pero también experimentó un cambio positivo: volvió a escuchar voces, aunque muy bajas, y recuperó sonidos del entorno como el canto de los pájaros o los ladridos de los perros, aunque con una sensación hueca. La cuarta inyección trajo consigo otro episodio de vértigo, pero también más claridad auditiva.

Más allá de la audición: el impacto emocional

La pérdida de la audición trajo consecuencias más profundas. Rómulo no solo perdió la capacidad de oír, sino también el equilibrio, la autonomía y la seguridad para interactuar con el mundo exterior. El miedo y la ansiedad comenzaron a formar parte de su día a día.
Con la quinta inyección y una mejora parcial en la audición, el especialista le indicó reposo durante un mes. Más tarde, fue derivado a un audiólogo para continuar con el proceso de recuperación y adaptación.

Un año después: luces y sombras

Doce meses después del primer síntoma, Rómulo sigue en proceso de recuperación. Aunque la mejoría auditiva continúa, lo hace a un ritmo lento y casi imperceptible. Una pequeña perforación en el oído izquierdo, detectada tres meses atrás, ha retrasado aún más la evolución.
La buena noticia es que los episodios de inestabilidad y el tinnitus pulsátil han desaparecido. Sin embargo, en momentos de ansiedad —sobre todo cuando los audífonos no están bien calibrados—, el tinnitus puede regresar. Descubrió que el cerebro es increíblemente sensible a estos cambios sutiles, y que el ajuste preciso de los audífonos puede hacer una gran diferencia.
Aquí, el papel del audioprotesista ha sido fundamental. Gracias a su trabajo, ha podido volver a experimentar sonidos con mayor fidelidad.

Evaluación auditiva y nueva realidad

Después de alcanzar el máximo de recuperación posible según su otorrino, Rómulo se sometió a un estudio audiológico. El informe reveló lo siguiente:
Hipoacusia leve conductiva en el oído derecho.
Hipoacusia severa conductiva en el oído izquierdo.
Recomendación: uso de audífonos en ambos oídos, con moldes ventilados para prevenir infecciones.

Una vida que suena diferente

Hoy, Rómulo ha aprendido a convivir con una nueva realidad sonora. Aunque logró recuperar parte de la audición, reconoce que nunca se vuelve a oír igual . La experiencia lo transformó, no solo en lo físico, sino también emocionalmente.
Su historia es un recordatorio de la importancia de actuar a tiempo ante cualquier señal inusual en la audición. La hipoacusia súbita es una urgencia médica, y cuanto antes se atienda, mayor es la probabilidad de recuperación.

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